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Psicóloga, especialista en dolor crónico, enfermedades reumáticas y fibromialgia

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Blog

Blog de Milena Gobbo, psicóloga especialista en dolor y enfermedades reumáticas.

Información, ideas y novedades relacionadas con el dolor crónico, con las enfermedades que lo producen (fibromialgia, artritis reumatoide, cáncer, espondiloartropatías, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.) y con los estados emocionales que contribuyen a que se mantenga (depresión, ansiedad, estrés, etc.)

Crónicas del coronavirus 4. Decisiones difíciles

Milena Gobbo

No voy a negarlo. Hasta los irreductibles tenemos momentos de debilidad. Días en los que no queremos hacer nada ni hablar con nadie. En los que tirar la toalla y pasar del sofá a la cama y de la cama al sofá parece la más tentadora de las situaciones. No os dejéis engañar por sus cantos de sirena. Esa inactividad es perversa y entristece. Yo llevo dos días amaneciendo triste, y hasta el sol radiante que entra por la ventana, el delicioso olor de la comida que preparo o el aroma de la ropa limpia me parecen insultantes. Como una afrenta. Como si el mundo tuviera necesariamente que ajustarse al cien por cien a ese traje de tristeza. Es una falacia cognitiva (jerga psicológica) y yo lo sé. Así que le cierro el paso a esos pensamientos que en nada ayudan, ni a mí, ni a nadie, y me recuerdo a mí misma quién soy y cuáles son las cosas que me gustan y me importan.

Me siento con los dibujos de Eva y los miro con detalle. Descifrarlos es un desafío consciente. Quiero adivinar lo que su mirada inteligente al mundo ha dejado codificado ahí para que lo resuelva. A lo mejor lo que yo veo no es lo que ella ve. Pero me hace pensar. Y pensar cosas interesantes. Y eso me devuelve a mí misma. Yo no soy una chica que vive en un sofá. Soy una chica fascinada por las maravillosas mentes de las personas inusuales que ha tenido la suerte de encontrar en el camino.

Así que aquí va la cuarta entrega.

1. La brecha. Decisión difícil 1: ¿cómo se reparten los recursos?

Es una lucha no cruenta, pero lucha, al fin y al cabo. Una lucha sin sangre, pero desigual. Con frecuencia se usan términos bélicos para hablar de cómo manejar las situaciones médicas. Y los humanos queremos estar siempre en el bando ganador. Y en esa metafórica guerra se ponen de manifiesto otras menos evidentes, más sutiles, pero igual de presentes y mucho más profundas. Recuerdo esa regla de cuando estudiaba dibujo técnico. La regla transportadora. Servía para pasar de unas escalas de medida a otras. Porque no todos partimos de la misma escala. Y eso genera una brecha importante. Esta situación no es igual para todos, y no sólo por cómo nos afecte el virus.

2. Interdependientes. Decisión difícil 2: ¿dónde acaba mi libertad y empieza la del otro?

Dependemos unos de otros. Si uno sube el otro baja y viceversa. No podemos ya librarnos de esta polea que nos une y equilibra. Si yo no me protejo, contagio; si contagio, no me protejo. Si algo tiene esta situación es que no permite el egoísmo. La mejor manera de proteger es protegernos, y la mejor manera de ser protegidos es proteger al otro. Pero ¿cómo gestionarlo? ¿cómo decidir qué se puede hacer y que no para que nadie se sienta perjudicado?

3. Salto en el tiempo. Decisión difícil 3: ¿El tiempo va hacia atrás o hacia delante?

Esta situación también está desencadenando una especie de ondulación temporal. El confinamiento nos ha reencontrado con nuestro pasado. Hemos mirado fotos, cartas, películas. “¿Cómo estará…? ¡Voy a llamar!”. Hemos dado un salto hacia atrás. Y los días pasan y el tiempo está también en cuarentena. Retenido. Sujeto también él a unas reglas que lo confinan, y lo vuelven elástico. Y quizás, pronto, cuando la realidad que lo sujeta se suelte de nuevo, el tiempo nos lanzará hacia delante de un modo distinto, con fuerza, con energía, catapultados mucho más allá de lo previsto.

4. Colgando de un hilo. Decisión difícil 4: Aprender a decir adiós mientras seguimos sujetando con fuerza nuestro hilo.

Con qué poco a veces se dice tantísimo. ¿Necesito decir algo sobre este dibujo? ¿Alguien no ha sentido en estos días que la vida es frágil y pende de un hilo muy fino?

Esta mañana, como casi todas en las últimas semanas, leía mensajes en las que alguna persona lamentaba el fallecimiento de un ser querido. Lo que vienen después son siempre un montón de mensajes de aliento, mejor o peor redactados, más o menos sentidos. Pero hoy he leído uno que me ha parecido brillante. Marisa le dice a su antigua compañera de clase sólo tres palabras, suficientes para mostrar sus deseos de ánimo y expresar su afecto: “¡Vamos!, Estrella, cariño…”

5. Eurosueño. Decisión difícil 5: ¿Mantener los sueños o dejar que se estrellen en pedazos?

De todos los sueños de los últimos tiempos uno de los que más me ha ilusionado siempre ha sido Europa. Amo los Erasmus, la libre circulación y ese espíritu, que de vez en cuando se vislumbra, de hacer de la diversidad algo que sume y no que enfrente. En momentos como estos debería brillar ese espíritu. Pero no es así. Siento que a mí también, como a esta bandera, se me caen las estrellas.

6. Cambio de rumbo. Decisión difícil 6: Mantener el barco a flote hasta que pase el temporal, aunque perdamos el rumbo.

No quisiera ser quien gobierna. No quisiera ser quien toma decisiones en estas situaciones cambiantes y comprometidas. Vayas en la dirección que vayas parece que te vas a equivocar. Es fácil caer por la cuesta y difícil subirla para cambiar de dirección. Es normal que estando así. No sepas que rumbo tomar, y la parálisis te deje en el centro de la inacción.

Crónicas del coronavirus 3. Libres y salvajes

Milena Gobbo

Los dibujos de Eva son un reto para mí. Quiero saber interpretarlos bien, aunque a veces es difícil. Los artistas son así. Recuerdo cuando un arquitecto me explicó el significado del Monumento a la Constitución que está delante del Museo de Ciencias Naturales en Madrid. No le veía ningún sentido. Hasta que me explicaron que el cubo de aire imaginario que está en el centro del monumento representa a la Constitución, que debe ser igual de visible para todos (por eso se puede ver exactamente igual desde cualquiera de los lados del cubo), e igual de accesible para todos (por eso hay escaleras desde todas partes, incluso desde el techo). Igual para todos. Accesible para todos. Desde entonces veo al cubo (y a la Constitución) de otra manera.

También estoy viendo esta época de otro modo con los dibujos de Eva. Les doy un hilo conductor cómo a mí me parece y disfruto dando vueltas a como contar una “historia” con ideas que han surgido en su cabeza de modo inconexo. No sé si lo consigo.

Hoy, el conjunto de dibujos me ha llevado a una especie de rebelión interna. A no sentir que la libertad me la han limitado sino todo lo contrario. La libertad es algo potente que llevamos dentro. Se puede ser libre en una cárcel. Se puede ser libre en un estado totalitario. Seamos libres. Libres y salvajes, en el sentido bonito de la palabra.

1. El circo

La sanidad es un circo. El orden es imposible. ¿Es imposible? Es un circo, es cierto. Un circo de muchas pistas dónde parece que todo sucede a la vez, sin orden ni concierto, pero en este aparente caos hay un orden mayor del que parece. Hay una precisión milimétrica que no tiene que ver con el “orden establecido”. Tiene que ver con esa Cruz Roja en lo alto. Tiene que ver con el encaje de muchas piezas que de forma espontánea se aglutinan y forman un orden nuevo. Pasen y vean… la función va a comenzar: y tendrá un gran y apoteósico final. CONFÍA.

2. Vuela

Hay tantas maneras de volar. La publicidad nos decía “tienes alas: vuela”. Tenemos alas. Las alas de la imaginación. Las alas que nos llevan fuera de ese hoyo en el que parece que estamos metidos. Aire, cantaba Mecano. Sueña que eres aire. Vuela con tu sueño. No hay que tirarse por la ventana para volar. (Nota mental de la psicóloga que llevo dentro: no busques soluciones permanentes para problemas temporales, no importa lo horrible que parezca un momento de la vida, ese momento pasa y llegan otros que no conocemos, ¿no te da curiosidad??). Sé libre. VUELA.

3. Amor en equilibrio

Qué difícil se nos ha puesto amarnos. Estamos acostumbrados a amar con todo el cuerpo. A querernos con abrazos y besos. A expresar sentimientos tocándonos, mordiéndonos, acurrucándonos. ¿Distancias a los amantes? ¿se puede pedir algo más difícil, casi imposible? Tenemos que hacer equilibrios, buscar los modos de llegar a esa persona que lo es todo para nosotros. Equilibrios para seguir amando sin caernos. Pero de una manera o de otra, el amor todo lo puede. AMA.

4. Morderse los labios

¿Por qué callar? ¿Por qué no decirlo? ¿Por qué no destruir los muros? Qué buen momento este para dejar de guardarse dentro las cosas por decir. Las buenas y las malas, las que se nos han quedado dentro. Este tiempo regalado de ocio e introspección, quizás nos permita romper muros. Decir lo que queremos a los que queremos. HABLA.

5. En un puño

Sé que parece que estemos en una cárcel. Un lugar del que queremos salir desesperados. Tenemos el corazón en un puño, el estómago en un puño, la cabeza en un puño. Desesperados, constreñidos. Queremos salir de aquí… AGUANTA.

6. Destilando vida

Pero todos los días, la cita a las 8 de la tarde nos abre la ventana y nos recuerda que el mundo no es tan pequeño. Abrimos el corazón, y las tripas y el cerebro al mismo tiempo que la ventana y dejamos caer sobre nosotros el destilado de esperanza que representa saber que el mundo no se ha parado, que el mundo no está fuera, que el mundo sigue, detrás de todas esas ventanas que destilan vida. Y el puño se abre. SONRÍE.

7. Fumigar la Tierra

La Tierra nos lo estaba pidiendo a gritos: “Que ya no puedo más”. Y parece que este virus ha venido a fumigar la Tierra. No la estamos fumigando nosotros con nuestras nubes de desinfectantes. No. Es el virus el que está fumigando el planeta gracias a los efectos colaterales del confinamiento. La tierra se está dando un respiro de nosotros. De nuestros coches, de nuestras fábricas, de nuestra actividad. Que somos un virus bastante molesto. Sin nosotros, la tierra coge aire. Hazlo tú también. Sal a tu ventana. RESPIRA.

8. Libre y salvaje

Sin nosotros, la naturaleza vuelve a ser libre y salvaje. Recorre las calles y se metamorfosea. Nos recuerdan que somos como ellos. Ni mejores ni peores. Supervivientes. Luchadores. Seres vivos. Volveremos a recorrer las calles gloriosos, libres, vivos, pero renovados, distintos, ¿mejores? Sea como sea. VIVE.

Crónicas del coronavirus 2. Más madera

Milena Gobbo

“¿Te ha gustado?”, le pregunto a Eva, no sin cierta ansiedad por su opinión. “¿Que si me ha gustado?? Estoy llorando...”

Así somos. Así estamos. Los humanos somos emoción pura. Capaces de pensar, decir y hacer todo lo bueno y todo lo malo durante este proceso que llamamos vivir.

Me manda otro montón de dibujos con este mensaje: “Más madera”. Qué apropiado. Justo ahora que, en lugar de finalizar nuestro confinamiento, se endurece, y que todavía esa curva de la que tanto y tantos nos hablan no termina de iniciar su camino descendente. Más madera, sí. Pero ya sabemos que a veces, los golpes sacan facetas a las piedras y las convierten en diamantes. Bien es verdad que no valen todas las piedras, pero algunas brillan ahora más que nunca. Así que no quiero guardar las joyas para mí sola. Ahí voy, por segunda vez, a compartirlas.

Me dice Eva que sus dibujos son abiertos, que, aunque ella tiene cosas en la cabeza cuando los dibuja, es más interesante que el observador sea quien haga su propia interpretación de lo que ve. Así que no sé si mis textos reflejaran con exactitud su punto de vista e invito a cualquiera que lea esto a que deje volar también su imaginación. Estas crónicas cada uno las vive a su manera. Lo que sigue, es sólo mi propia interpretación. La visión de Milena de los dibujos de Eva.

1. La presión del tiempo

El virus sigue jugando su juego macabro. Hace juegos de prestidigitación con nosotros a velocidad vertiginosa. Lo ves. Ya no lo ves. Y el tiempo presiona inexorable a nuestro sistema de salud, se le viene encima. La sanidad hace equilibrios y aguanta la presión. Cabeza en alto, mantiene el pulso al tiempo con ganas de ganar, sin dejar de mirar ese virus que rueda velozmente de mano en mano.

2. Congreso

No queda más remedio. No se puede sujetar este virus sólo con lavarse las manos. Los políticos no pueden “lavarse las manos”. No se puede jugar con este virus, hay que ponerle la zarpa encima, usar toda la fuerza que nos da el poder, y usarla bien. Qué tarea más difícil. No quisiera ser yo ese león.

3. Tomando medidas

Distancia. Es una palabra que tiene mala prensa. Guardar las distancias es alejarse emocionalmente, es poner barreras. Quién iba a decir que la distancia sería necesaria. Y viene otra vez esa vocecita de psicóloga: “Toma distancia con tus emociones, tú eres tú, independientemente de ellas”. Tomar distancia a veces es bueno. Tomar distancia y tomar medidas. Cómo juegan las palabras en mi mente. Hay que tomar medidas. Muchas. Algunas serán buenas en otras cometeremos errores. ¿Habéis medido alguna vez algo y os habéis equivocado? El estante es más corto de lo que debía, un centímetro marca la diferencia. El vestido más largo ya no favorece igual. Es difícil medir. Y más difícil que las medidas que se tomen satisfagan a todos.

4. Hielo

Se habilitan espacios. IFEMA ya no aloja ferias multitudinarias, congresos, eventos, fiestas y simposios. Aloja enfermos y gente sin hogar. El Palacio de Hielo ya no lo recorren jóvenes y niños que van a patinar, a comprar, al cine, a reír y disfrutar del ocio. Hay que colgar los patines. Nos deslizamos sobre otro hielo inestable y resbaladizo que amenaza con quebrarse bajo nuestros pies… Hay que dejarle un espacio. Y me da frío.

5. Ejército

El lenguaje se ha vuelto belicista. Porque lucha es la palabra con la que describimos ya cualquier situación. Luchamos ahora contra esta enfermedad. Luego lucharemos contra la crisis que aseguran que llegará después. Lucharemos por nuestros derechos en la Unión Europea. Lucharemos por conservar nuestros trabajos. Lucharemos porque desde que nacemos la vida es una sucesión de luchas, victorias y derrotas. Pero hay luchas buenas. Y debo reconocer, que el ejército, con su estructura jerarquizada, su orden, sus rutinas efectivas, en este momento es un estupendo aliado. Siempre es bueno tener al primo de Zumosol de nuestro lado.

6. Pescando

¿Qué se puede pescar en un váter con una máscara de bucear? No mucho. Es como tener las manos en la espalda. Vamos ciegos y sin medios. Veo en los chats de médicos en los que estoy metida el enorme esfuerzo que están haciendo todos. No es sólo una cuestión de sobrecarga. A ello se unen la falta de medios suficientes y, hay que admitirlo, que no sabemos cómo manejar este bicho. Tenemos una fe ilimitada en el sistema sanitario, pero son personas como cualquier otras y no pueden adivinar lo desconocido. Veo sus preguntas entre ellos “¿vosotros qué hacéis cuando…?” “¿habéis probado a…?” “En mi servicio estamos usando … parece que va bien…” ¿Os habéis fijado en que…?”. No es fácil. No. Pero si todos encendemos una vela al final hay mucha luz.

7. Calendario

Pasan los días en el calendario, despacio. Tan despacio que no comprendemos como hasta hace poco repetíamos una y otra vez: “¡se me ha pasado el mes volando!”. Esta consciencia de los días nos atormenta. Y algunos que jamás se asomaron a la ventana envueltos en la rutina de sí mismos ahora exploran nuevas realidades por las rendijas, y a) hacemos deportes impensables, b) descubrimos nuevos tesoros (y no, no me estoy refiriendo al papel higiénico), pero sobre todo c) nos ponemos las gafas de ver las cosas importantes, las que se deben cuidar porque son frágiles, como nuestros mayores.

a) Monopatín

b) Jabón

C) Mayores