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Psicóloga, especialista en dolor crónico, enfermedades reumáticas y fibromialgia

Blog

Blog de Milena Gobbo, psicóloga especialista en dolor y enfermedades reumáticas.

Información, ideas y novedades relacionadas con el dolor crónico, con las enfermedades que lo producen (fibromialgia, artritis reumatoide, cáncer, espondiloartropatías, enfermedad inflamatoria intestinal, etc.) y con los estados emocionales que contribuyen a que se mantenga (depresión, ansiedad, estrés, etc.)

Por qué dibujar puede ayudarme a controlar el dolor

Milena Gobbo

Seguro que los habéis visto. Casi no se puede dar un paso sin encontrarse alguno de estos cuadernillos para pintar de colores los“mandalas”, esos preciosos dibujos de formas intrincadas e hipnóticas que hemos importado de los países asiáticos Han inundado los kioskos, las librerías, y los grandes almacenes, pero ¿de dónde viene este “boom”, esta moda de andar coloreando como cuando éramos niños?

Si preguntas a los compradores, comprobarás que algunos psicólogos recomiendan a sus pacientes que coloreen como parte de su tratamiento para la depresión o para otros problemas. También se recomienda a algunos pacientes con dolor que los utilicen, lo que deja “ojipláticos” a los familiares y amigos. ¿De verdad pintar les va a quitar el dolor?

No es una locura. Ni un capricho. Es algo que tiene una utilidad clara, relacionada con lo que se llama “atención plena”. Nuestra capacidad de atención es limitada. No podemos atender a muchos estímulos a la vez, y cuando algo focaliza totalmente nuestra atención dejamos de atender otras cosas. Las minimizamos, como si fueran la pantalla del ordenador que no estamos utilizando. Siguen allí, pero no nos molestan. Eso es lo que puede conseguir centrarse en completar estos intrincados dibujos. Pintar un mandala requiere concentración, fijarse en los muchos y pequeños detalles del dibujo para colorear exactamente cada uno con el color adecuado en el orden adecuado. Requiere también un control manual de precisión. Nuestro cerebro debe realizar un esfuerzo para realizar la tarea lo mejor posible, y mientras se ocupa de ello le resta espacio al dolor. No puede “hacerle caso”. Esa es la razón por la que pintar mandalas no es sólo una moda, sino un elemento que puede ser terapéutico y ayudarnos a mantener el dolor alejado durante un rato.

Pero no sólo los mandalas pueden ser de utilidad. El dibujo, la pintura, la escultura, la escritura... cualquier expresión artística que centre poderosamente nuestra atención, puede ejercer una función similar. Con la ventaja de que además puede servir como catarsis y permitir la expresión de emociones contenidas, para darles salida y convertirlas en algo manejable.

En la página http://painexhibit.org/en/ se recogen los trabajos artísticos de muchas personas que sufren dolor crónico. Muchas de ellas con fibromialgia. Estas obras de arte son muy impresionantes por la carga emocional que encierran, independientemente de la calidad artística que cada uno pueda tener.

Este texto, escrito por una de las artistas, me parece especialmente revelador:

“El dolor es el principio y el fin de cada día para mí. He sufrido dolor crónico desde hace tanto que no puedo imaginar mi vida sin él. Así como mi dolor aumentaba o decrecía y el apoyo llegó a mi vida, me encontré pintando un incrementado número de auto-retratos. Tras ellos intento expresar sentimientos que no puedo poner en palabras. Son un intento de explicar el tormento por el que estoy pasando. Para mí, el crear arte es algo que hago para ayudarme a sobrevivir una vida de constante dolor. Es como si las pinturas se hubieran vuelto un expediente de mi dolor, dándole rostro a un enemigo que, si no, no tendría rostro”.

Este testimonio ejemplifica de maravilla el valor de la expresión artística. Este “ponerle rostro” al enemigo produce una descarga emocional que supone una sensación de alivio. Es como golpear un saco de boxeo.

Así pues, ¡adelante!, coged los colores y lanzaos al ataque. Dejaréis al dolor arrinconado como se merece.